“DUELO SOCIAL PREVENTIVO” Ceccato Melina y Martín Laura
“DUELO SOCIAL PREVENTIVO”
Ceccato Melina y Martín Laura
CeSAC 18
1° Jornadas Científicas Interdisciplinarias Hospital General de Agudos Dra. Cecilia Grierson.
“Pensar la Salud en el contexto local: Desafíos en la construcción del Hospital Grierson y su Área
Programática”. 20 y 21 de octubre de 2022.
Como trabajadoras de la salud mental en un CeSAC, acompañamos distintas situaciones, una de
ellas es el duelo y sus implicancias. Aquí, nos encontramos frente a la especificidad de los duelos en
confinamiento. Poner el foco en esa especificidad nos llevó a conformar un espacio-tiempo en
nuestro centro, en Villa 20, destinado a personas que duelan a causa del covid 19. ¿Cómo es perder
a una persona que queremos en contexto de pandemia? ¿Cuáles son las coordenadas singulares que
la pandemia impuso para quienes deben darse el trabajo de duelar? ¿qué particularidad le imprime
el habitar una villa en una de las comunas con más derechos vulnerados de la CABA?
Enfrentarse a la muerte y seguir viviendo implica atravesar el tamizaje del duelo, ese que nos
permitirá hacer de esa pérdida un soportable, construir una nueva realidad para volver a lanzar la
libido al mundo exterior. Para ello ciertos rituales, prácticas y hábitos nos sirven de andamiaje,
aportan un libreto desde el cual desplegar el dolor y algunas líneas de acción para quienes nos
rodean.
Entonces ¿Cómo subjetivar esas pérdidas, cuando los procesos vitales-rituales-habituales se han
detenido debido a resoluciones ministeriales que han tenido sentido a nivel epidemiológico, pero
que arrasaron los sostenes simbólicos para consentir la pérdida? Haciendo algo nuevo, seguramente.
Nuestra intención es transmitir una experiencia, aquello que tuvimos que inventar para acompañara
familiares de fallecidos a causa del covid. Lo hicimos desde nuestra inscripción como trabajadoras
“esenciales” en el 1° nivel de atención: apostando a la grupalidad, al lazo y al compartir como
potente mitigador, sino del dolor, por lo menos de la deshumanización que implicó dejar de lado los
apuntalamientos simbólicos. Frente a la pérdida, al arrancamiento del ritual, de la despedida; nos
propusimos alojar el dolor, abrazarlo institucionalmente, ponerle día y hora, abrirle la puerta a las
lágrimas, al desgarro, al rugir, a lo que no alcanza a ser dicho.
Considerando que “La última mirada a la persona que ha muerto debería ser incluida como una
opción para quienes lo necesitan, esa PRUEBA DE REALIDAD de la muerte es lo que inaugura la
perdida e inicia el duelo” 1 , y teniendo en cuenta que es justamente eso lo que fue prohibido para
muches y que se trata de una situación colectiva (hasta el momento se registran 114.954 muertes
por covid en nuestro país), nos propusimos colectivizar las pérdidas sin desconocer que no hay
cuantificación que nos permita contar lo que cada una de esas muertes significa. Hay una
singularidad imposible de cuantificarse, pero que necesita encontrarse en el relato. “Mi marido
estaba internado en el Muniz y yo en el Pirovano por ser diabética. Salí y a los 4 días falleció. No lo
pude ver, no lo pude despedir. No pude ir al cementerio porque sólo dejaban a una persona. Mi hijo
suplico que lo dejen ver y le pudo poner flores”
“Cuando falleció mi hermano, sus hijos estaban todos aislados en distintos hoteles de la ciudad”.
“Mi marido estaba internado por covid en el Hospital Grierson, se escapó y vino a casa, estaba lo
más bien. Le serví un plato de ravioles y al rato se desvaneció y se murió en casa.”
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