DIAGNOSTICANDO SINGULARIDADES
DIAGNOSTICANDO SINGULARIDADES
II Jornadas
Científicas Interdisciplinarias del Hospital Dra. Cecilia Grierson
“Construyendo
salud en democracia. Desafíos de los equipos para garantizar una atención integral
de salud”.
Marina Begonja
“Para nosotros
la dignidad -si me permiten- de ese ser no depende en absoluto de que esté
cortado (...) ni tampoco que sea cortable, para permitirme un juego de
palabras, sino que depende del corte como tal”. (Coupable significa “cortable”
y “culpable”) (Lacan, Seminario 6, Corte y Fantasma, p. 443)
¿Cómo se
trabaja en este escenario clínico tan distinto al consultorio? Si no hay diván ¿no
hay psicoanálisis? A veces también trabajamos con el paciente acostado, pero en
una cama de observación, o en una camilla mientras lo suturan. ¿Cuál es el
abordaje ahí? Cuando lo veremos al paciente sólo una vez, cuando nuestra
intervención será tal vez el primer y único acceso que tendrá ese sujeto a un
dispositivo analítico.
Viñeta
extraída de una guardia de la Ciudad de Buenos Aires.
Siendo las
23hs de un lunes llega Gerardo, de 22 años, traído por SAME. Cuando lo veo,
estaba en una silla de ruedas en un pasillo, esperando para que lo vea el
Clínico, se lo veía angustiado, se miraba las manos, tenía los brazos vendados,
chorreaba sangre. Los enfermeros se acercan a limpiarle las heridas, el clínico
le hace algunas preguntas en el pasillo y llama al traumatólogo y al equipo de
salud mental. “Se cortó porque se peleó con la novia”. Yo observaba, parada
frente a él con una cierta distancia. Unos metros más atrás estaba la hermana,
un año mayor, hablando por teléfono. Él estaba solo. Me acerco de poco. Ya
todos le habían preguntado qué pasó. La hermana entró a la casa y lo encontró
desmayado, cortado en el antebrazo, en la ambulancia dijo que intentó quitarse
la vida.
Una vez
limpio, cuando se alejan los enfermeros, con las heridas al descubierto, me acerco,
observando que el otro antebrazo tenía un tatuaje. Le pregunto. Tenía tatuado dos
franjas en la muñeca, luego el sol, y todos los planetas del sistema solar.
Cuando le pregunto el significado, me explica que las franjas en la muñeca
representan dos pérdidas grandes que tuvo, luego el sol que representa a su tío
quien era muy cercano y ya no está más. Luego los planetas, él marte, la madre
la Tierra, el padrastro y los hermanos. “¿Ese es tu universo?” le pregunto.
Sonríe. Dice “es lo único que me queda” “¿Cómo?” Me mira, no recordaba lo
dicho. Se lo repito. No sabe qué quiso decir. “Perdón, estoy mareado”.
Le pregunto
por sus hermanos, me cuenta que hoy vive con una hermana quien lo acompaña,
pero que en un mes se va y queda solo. La madre hace un mes se fue a vivir
junto con su padrastro a Santiago del Estero, donde el último tiene
familia. Entramos al consultorio junto con el traumatólogo. Mientras le
sutura las heridas me quedo entrevistándolo, acompañándolo. Acostado en la
camilla me mira y habla lento. El tío quien había oficiado de padre, se había
ahorcado hace varios años. Una lágrima cae sobre la camilla.
Le pregunto
qué pasó hoy. Cuenta que dos días antes tuvo una pelea con la novia, ella le
hace escenas de celos y es muy cortante. “Y vos el cortado”; interpreto.
Al otro día
salió con los amigos y estuvo distraído, día siguiente toma alcohol, vinagre, pastillas,
se corta y camina porque había escuchado que así circulaba la sangre más rápido.
¿Cómo se
interviene en la urgencia? ¿Cómo articulamos la teoría con la clínica?
A Gerardo lo
acompaño desde el eje imaginario, desde el narcisismo, desde la voz, la mirada.
La medicina busca volver a la homeostasis, al punto anterior de la enfermedad.
El psicoanálisis no. Busca instalar un antes y un después. La emergencia de un
sujeto.
El rol del
analista es diagnosticar singularidades, aún en un dispositivo de guardia. Ese “se
cortó porque se peleó con la novia”; subestima el hecho, arrasa al sujeto.
Porque supone
que si se corta porque se pelea con la novia, es un “acting”. Y se diagnostica
desde el motivo de consulta. Es rol del analista distinguir entre acting out y pasaje
al acto. El acting out es una escena a un Otro, es un llamado inconsciente al Otro.
En el pasaje al acto no hay demanda. Hay una separación del Otro, queda despedido
fuera del discurso. Es lo que Lacan llama Dejarse caer, en el sentido de que el
sujeto queda identificado con el objeto y queda caído. Es un tiempo cero donde se
va el sujeto en el acto, y debemos instalar un tiempo primero, convocar al
sujeto.
Instaurar una
pausa, una pregunta, instalar una demanda, un llamado al analista que no hay.
Tenemos que reinventar un Otro que no existe más.
En el acto de
Gerardo, no había escena, no había novia, no se hablaba con ella desde el
sábado. No había nadie en la casa. Tampoco lo había planificado. Fue un
segundo, donde la vida dejó de tener sentido, porque tenía sentido si había un
otro que se lo dé.
Ese corte
puesto por la novia que no se podía simbolizar, fue a lo real, como el resto de
las pérdidas que había tatuado en su cuerpo.
En un inicio
de tratamiento hay demanda. En un pasaje al acto, sin embargo, no la hay. El
objeto avanza hacia el sujeto y queda borrado.
Se instala el
dispositivo. Se angustia, se arrepiente de lo que hizo, “no lo pensé”. Esa emergencia
de la angustia coincide con la emergencia del sujeto. Y las intervenciones van
dirigidas a posicionarlo como sujeto, un sujeto que elige un tatuaje, portador
de significantes, no un objeto traído en silla de ruedas y paseado por todos
los consultorios. Sino interviniendo desde el fantasma, un sujeto en relación a
un objeto.
Ya no como
objeto cortado. En el “no lo había pensado” retorna algo de su dimensión
subjetiva. Empieza a haber un llamado, una posibilidad de inicio de
tratamiento. Lamentablemente no podemos asegurarle un turno por consultorios
externos inmediato, y no tiene trabajo actualmente para procurárselo de manera
privada. Después de una larga entrevista donde se entiende la dependencia
afectiva que recaía sobre la novia, que era “lo único que le quedaba”, se le da
el alta, sin medicación.
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